(Para S. y para M.)
Escribo en tinta diluida porque no me atrevo a dejar marcas fuertes.
Me presento, soy la sociedad cobarde y he llegado para quedarme.
Me gusta mucho pero no lo digo, ni pienso siquiera hacerlo.
Quiero triunfar pero me cuesta mucho hacer el esfuerzo.
Me quejo de lo que está mal, aunque no hago gran cosa para cambiarlo.
Hablo mucho de soltar y dejar atrás, la excusa perfecta para escapar,
Y jamás de jugármela y aceptarlos tal como son.
Deseo y amo, pero sin demasiada efusividad.
No sea que me acusen de ser sentimental.
Grito de placer, a escondidas eso sí,
que horrendo sería que me señalen.
No tengo propósito ni norte, nada adonde anhele llegar.
No entiendo la décima parte de nada, y opino sobre todo.
No vale quedarse callado.
Vivo siempre sin dinero, porque hay demasiadas cosas
Que no necesito pero que debo comprar.
No puedo permitirme ser feliz.
Tengo excusas y mentiras en la punta de la lengua,
Listas para lanzarse como de un trampolín,
para ser lo primero que salga de mi boca.
Tengo hijos de los que cuando no me hago cargo,
Directamente me borro.
Presupongo absolutamente todo y no pregunto aunque me maten,
No está bien visto ser curioso.
Llamo histérica a la mujer que no me molesto en comprender.
Califico de machirulo al hombre que no le dejo disentir.
Tengo etiquetas y categorías de sobra para dividir y atomizar a todos.
Tengo sueños por las noches, o fantaseo en el día,
pero no me atrevo a convertirlos en realidad.
Eso sería un crimen nacional y capital.
Hago lo mínimo para que no digan nada,
Pero no tan poco como si fuera flojo.
Muy buenas, me presento, soy la sociedad cobarde.
He venido para quedarme.